Yo no se a vosotros pero, a mí, en estos días de frío, lo que hoy me apetecía era un caldito suave de pescado, un "emblanco" como le conocemos por aquí. Es curioso como, a veces, un plato, un sabor o un olor nos hace evocar recuerdos pasados. Eso pasa con este plato, cada vez que lo preparo me hace recordar a mi padre. Él decía que ésta era "comida de enfermos" y tenía una parte de razón, porque suele ser ideal para tomar esos días, como estos de ahora, en que los fríos y los constipados están a la orden del día o para esos días de excesos que amanecemos con el estomago revuelto. También es ideal para después de una convalecencia o recuperación de enfermedad, para esos días en que nos sentimos mal, con el cuerpo "tonto". Hoy era uno de ellos y me apetecía algo así... suave y ligero!!! Para esta receta que, como siempre, es muy fácil de elaborar, se suele utilizar pescado blanco, de piedra, tipo gallineta, rubio, merluza o incluso unos trozos de r