Tengo un secretillo que confesaros... lo siento, pero no me gusta el café!!! Aunque si me gusta su aroma, me encanta el olor a café recién hecho, pero no me gusta su sabor. Como veis no soy perfecta, algún que otro defectillo tenia que tener. Hace muchos años, en Barcelona, en el puerto deportivo, fuimos a un restaurante italiano con mucha fama entonces por sus postres, entre ellos el famoso tiramisú. Lo probamos entusiasmados y la verdad es que no me gustó nada, el sabor a café era excesivo para a mi gusto. Como no guardo buen recuerdo de él, tengo que reconocer que nunca más lo probé.