Galletas de almendras de Ardales

Según tengo entendido este tipo de galletas o pastas son muy conocidas y típicas de Ardales, un bonito pueblo de la serranía malagueña.
Tienen un ligero sabor a mazapán que nos hace recordar la Navidad, por eso creo que es un buen acierto elaborarlas en estas fechas. Son tiernas por dentro y crujientes por fuera... una deliciosa sugerencia que no deberías dejar de probar!!!
En los montes de Málaga el principal fruto seco que se cultiva es la almendra, predominando la variedad marcona, la largueta, la comuna y algo menos la guara.

La más abundante y demandada es la marcona, una variedad temprana que se caracteriza por tener gran tamaño y forma redondeada. Se la considera la más delicada pero la más sabrosa, siendo también  la más adecuada para este tipo de repostería.
Es una receta ideal para intolerantes a la lactosa y al gluten, aunque no para los intolerantes a los frutos secos.
Recién sacadas del horno se cuartean quedando con este bonito acabado. Son muy tiernas pero endurecen un poco al enfriar, no lo olvidéis. Apenas atemperadas un poco, ya estábamos probandolas... no pudimos resistir la tentación!!!

Ingredientes:

• 250 gramos de almendras peladas y molidas
• 1 huevo y 1 yema
• 175 gramos de azúcar (éste sin moler)
• 75 gramos de harina (de arroz para intolerantes al gluten)
• 2 cucharaditas de levadura química
• ralladura de limón
• Unas gotas de esencia de almendras o de vainilla (puse de almendras)
• Azúcar molido o glas para rebozar

Elaboración:

Lo primero será moler las almendras y reservar.

Podemos moler el azúcar para convertirlo en glas y rebozar las galletas o utilizar azúcar glas comercializado.

En un bol ponemos las almendras molidas y el azúcar sin moler. Añadimos la harina de arroz y la levadura previamente cernidas. Mezclamos todo.

Batimos ligeramente el huevo y la yema con una pizca de sal, la ralladura de limón y las gotas de esencia de almendras o vainilla.

Añadimos a la mezcla de harina y almendras y removemos con ayuda de una cuchara o espátula, hasta que todos los ingredientes queden integrados. Resultará una masa blanda pero manejable.

Tapamos con papel film y llevamos un rato al frigorífico (como una hora).

Nos ponemos un poco de aceite en las manos, esto nos ayudará  a que no se nos pegue la masa en las manos. Con ayuda de una cucharilla cogemos pequeñas porciones y vamos formando bolitas.

Ponemos el azúcar glas en un plato y vamos rebozando nuestras bolitas, deben quedar bien impregnadas de azúcar.

Ponemos papel de hornear en las bandejas de horno y vamos poniendo nuestras bolitas, aplastando ligeramente con la palma de la mano.

Llevamos al horno, previamente calentado a 180 º con calor arriba-abajo, durante unos 8 /10 minutos. El mio es bastante potente y lo pongo  a 160º pero eso dependerá siempre de las prestaciones del horno. 

Recordad que las galletas aunque parezcan que están tiernas al enfriar endurecen. Cuidado con pasaros en el horneado porque se os pueden quemar.

Éstas, como podéis ver, al calentar van cuarteando y cojiendo un bonito acabado 

Sacamos una vez estén listas y dejamos enfriar sobre una rejilla metálica.

Y una vez estén frías las guardamos y conservamos dentro de una caja de lata o de un bote hermético de cristal.

                             Claro que eso será si dejan alguna... cosa que sinceramente dudo!!!